La Torre Agbar, que será un hotel. Foto: Massimiliano Minocri |
Articulo en El País
Artículo en El Confidencial
ESP Madrid y Barcelona quieren evitar sufrir las consecuencias del turismo en el mismo grado que Venecia, donde apenas quedan habitantes autóctonos. El aumento desmedido de cambios de usos urbanos hacia apartamentos turísticos, hoteles y otras residencias para visitantes que no forman parte de la malla productiva, sino que sólo consumen durante su estancia en la ciudad, está resultando un problema. La expansión hotelera sin control crea "islas turísticas" en las cuales la producción baja, los trabajos pierden calidad y fuera de temporada pierden vida.
Contribución de Agustín Carro Faustino
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